Me gusta comparar el proceso de acompañamiento terapéutico con la construcción de un rompecabezas:
– DECISIÓN: Hay un contacto con el deseo y compromiso de querer dedicar un tiempo de autocuidado. Es un momento también de búsqueda en el que se decide cómo será este rompecabezas y se busca cuál puede ser el que conecte con mi momento: de qué dimensiones, piezas y complejidad, en qué espacio de la casa lo ubicaré para poderlo ir construyendo.
– Inicio – EXPLORACIÓN: Es este momento en el que empezamos a encontrarnos con nosotros mismas, sentadas frente al rompecabezas. Quizás con cierta ilusión, expectativa, quizás más como un reto personal.
Se comienza a estableciendo una relación entre el rompecabezas y nosotros. Delicadamente vamos desplegando y abriendo todos los temas, como lo hacemos también con las piezas de la caja. Y vamos colocándolas de forma que podemos ver su color y forma. Empezamos a tener una visión más amplia de la situación/puzzle.
Cuando ya tenemos todas las piezas desplegadas, a la vista, es momento de empezar a agruparlas: aquellas que forman parte del marco por un lado y las de tonalidades, colores o texturas similares por otro.
Probablemente la ilusión del inicio comienza a navegar con otras emociones como el deseo de avanzar más rápido, la frustración, el cuestionamiento de la decisión (¡en qué momento decidí plantar un rompecabezas de 4000 piezas en medio del comedor!? ¡Con todas las cosas que tengo por hacer…!)
Toda esta dedicación ha sido importante. Nos ayuda a ver las dimensiones del rompecabezas. Quizás incluso, fácilmente hemos podido empezar a enlazar alguna pieza.
Todo este tiempo dedicado, tiene un cariz menos productivo, pero sin embargo muy necesario ya que nos permite ver su totalidad y empezar ahora sí, a enlazar piezas.
– PROFUNDIZACIÓN/RELACIÓN: Gracias a todo el trabajo previo de indagación y exposición ahora empieza a ser fácil ir relacionando las piezas.
Rápidamente podemos detectar partes del rompecabezas que fácilmente encajan. Es un momento en el que fácilmente vuelvan emociones más expansivas como la alegría y la satisfacción y de conexión con el sentido de la dedicación previa.
Es un momento de recoger sus frutos.
Todas estas nuevas emociones con las que nos conectamos también facilitan sostener y tener paciencia para atender aquellas zonas del rompecabezas que hemos detectado como más complejas.
La dedicación de esta etapa productiva irá probablemente, alternando emociones más y menos expansivas. Y posiblemente será necesario acompañarnos y nutrir la confianza como calidad interna.
– CIERRE: La última parte del proceso es tan importante como el resto. Después de pasar por muchos sitios diferentes llega un momento, en que todo gira más rápido y fácilmente se llega a las últimas piezas.
Por fin aparece la imagen completa. Es un momento de resultados y celebración.
Y con esa imagen entera un buen momento para reflexionar sobre el proceso:
o ¿Cuáles son las dificultades que más han interferido en el proceso
o Qué recursos nos ayudan cuando topamos con estas dificultades
o Cómo puedo anticiparme en otros